martes, 13 de marzo de 2012

NOTA III. Con motivo de un curso sobre edición de libros de fotografía.


Durante el tiempo que concedemos a la lectura, el sentido del texto fluye en una corriente continua de palabras. La mirada se desplaza sobre los signos ordenados en renglones igual que una locomotora circula sobre los railes de una vía. Frente a una imagen el recorrido es más incierto, porque no existen renglones. Leer una imagen es parecido a dar un paseo, recorremos una y otra vez todas sus bifurcaciones sin una intención precisa, erráticos, permitiendo que la ocasión nos guíe, abandonándonos a una suerte de dimensión mito-poética de vibraciones semánticas indeterminadas. 
Leer una imagen es imaginar. Imaginar o idear un código nuevo -código de un sólo uso- para cada lectura. “Hasta la próxima vez, igual de inútil o de fecunda.”


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