jueves, 8 de diciembre de 2011

PASEAR II

No era la primera vez que Eduardo y yo pasábamos la tarde imaginando proyectos fotográficos inverosímiles. Cuando hablamos de fotografía nos gusta más especular sobre propuestas que no llevaremos a cabo que debatir sobre aquellas otras que sí hemos realizado. Seguramente porque en la intención se concentra un grado de acierto, de exactitud, muy superior al que se manifiesta en la realización. En aquel momento, pactábamos las reglas de un viaje a través de la península. Un proyecto sobre fotografía, deriva y paisaje. Como punto de partida estábamos de acuerdo en tomar el extremo más oriental, desplazándonos desde ahí siempre en dirección oeste, que según Thoreau es el rumbo más adecuado para los paseantes. Nos permitiríamos todas las desviaciones y únicamente daríamos por terminada la travesía una vez alcanzado el extremo occidental, frente a las costas de Portugal. Contra todo pronóstico (ya digo que no solemos acometer las cosas que pensamos) realizamos aquel viaje. Nuestros desplazamientos en coche y a pié perfilaron a menudo esquemas erráticos de formas circulares. Sobre el mapa se dibujaban elipses, espirales y parábolas. Llegábamos hasta los lugares paseando, siempre como desenlace de nuestro extravío intencionado. Igual que sucede con la gran mayoría de las intenciones, el paseo no persigue concretarse en modo alguno, solamente corre detrás del propio paseo. Actitud que procura los hallazgos más acertados.

 Eduardo Nave & Juan Millás. Serie: Península.