domingo, 2 de febrero de 2014

DERIVA


Deriva, puede ser la expresión más delicada de la subversión (sobre la que escribe Edmond Jabés en su pequeño libro)


 Eduardo Nave & Juan Millás. Libro: PENÍNSULA                 

viernes, 21 de diciembre de 2012

JUNTOS

Bajo el título “Juntos”, se presentó ayer la primera caja (exposición) de RETANDO A LA SUERTE: Un proyecto pensado como una cadena curatorial, donde trece comisarios plantean cada uno de ellos una exposición con los doce miembros del colectivo de fotógrafos NOPHOTO. El resultado de cada una de estas propuestas se presenta en un único formato: trece cajas diseñadas como trece exposiciones fotográficas portátiles.
“Juntos” ha sido el tema propuesto por la comisaria Tania Pardo para arrancar el proyecto. Lo planteó lanzándonos la siguiente pregunta: –¿Qué fotografía que forma parte de tu obra representa para ti lo colectivo?– .




Para mí un colectivo -me estoy refiriendo a un colectivo de creadores- es un monstruo. Así que siento que formo parte de un monstruo, con lo hermoso y lo terrible que conlleva serlo. La fotografía pertenece a un proyecto sobre bosques que estoy realizando en el noroeste de Francia. Cuando me topé con el árbol, pensé que había encontrado al monstruo que habitaba en aquel bosque. Por esta razón me vino a la cabeza la imagen de las ramas retorciéndose al sugerirnos Tania el tema de lo colectivo.
Me encanta la monstruosidad que formamos en NOPHOTO. No para de crecer.
Si queréis saber más sobre el proyecto, tenemos un blog, en él os iremos contando: retandoalasuerte.nophoto.org

jueves, 18 de octubre de 2012

TRADUCIENDO A JOHN GOSSAGE


Estoy leyendo el texto introductorio de un libro de fotografías de John Gossage. Donde el ensayista ha escrito: “lo que parecía ser un tanto caótico, un poco discordante en su transición de una imagen a la siguiente…”; yo he traducido: “lo que parecía ser un tanto caótico, un poco discordante en su transición de una imagen a un texto…”

Ha sido una mala interpretación, he leído “text” en lugar de "next". Pero no me parece equivocado definir el trabajo de John Gossage como imágenes en transición a otra forma. ¿Por qué no un texto? De este autor me atrapa que sus fotografías están a punto de dejar de serlo, como si tuviera la intención de despojar a la imagen de todos los elementos que la constituyen. Su edición se resuelve siempre en el límite de la invisibilidad.

 Para bien o para mal, uno traduce en función de sus propias inquietudes. 
 Para los interesados recomiendo: The Pond (1985) y The Auckland Project (2011).

martes, 4 de septiembre de 2012

EL PASEO. Forma parte del proyecto colectivo EL ÚLTIMO VERANO. NOPHOTO.

Hoy es uno de septiembre, primer día del calendario laboral 2012-2013. Declaro, conjurando aquellas célebres palabras del escritor Robert Walser, “que es una hermosa mañana y que me viene en gana dar un paseo (…) Que me encuentro en un estado de ánimo romántico-extravagante que me satisface profundamente”, por lo que me he propuesto caminar hasta un parque cercano con la intención de permitir vagar libremente a mis pensamientos por si me asaltara alguna idea aprovechable de cara a la temporada que hoy empieza.
Aún no he recorrido la avenida que da acceso a los jardines del parque, cuando me sale al encuentro un joven vestido con indumentaria de torero: pantalón ceñido, chaquetilla y medias. La circunstancia es tan insólita, que me dispongo a formalizar un retrato del joven. “¿Podría -pregunto con timidez- hacerte una fotografía?”
Mientras compongo el retrato, cavilo sobre las circunstancias que han traído a este torero -si lo es- hasta el parque. Me pregunto si ha tomado conciencia -como yo he tomado- de que hoy es el primer día del mes de septiembre y ha venido -igual que he venido yo- a reflexionar sobre sus circunstancias y su futuro inmediato. Me inquieta entonces imaginar que en el retrato del chico pudieran quedarse grabados sus pensamientos. Que del mismo modo en que la cámara registra cada costura de los bordados de su camisa barroca, se dibujen con idéntica nitidez los pliegues de los desvelos instalados en el interior de su cabeza.
“¿Quedan fotografiadas las preocupaciones dentro de la cavidad ósea del cráneo?” -me pregunto en voz baja-.
Tras la brevísima sesión de fotos me descubro desbordado por este asunto: el de las ideas fotografiadas. Ahora contemplo a los demás paseantes del parque con otros ojos: Un hombre se ha abrazado a un árbol, “¿porqué lo hace? ¿en qué pensará?” Una pareja que camina cogida del brazo se ha detenido a la sombra de un seto. El hombre se ha percatado de que les fotografío. Ella no. La mujer parece que está contemplando otro universo, el paisaje del lado anverso del rostro, un horizonte de manifestaciones por debajo de la bóveda del cráneo.
Y es que hoy no es cualquier día. Es día uno del mes de septiembre: Suben el IVA y el IRPF, entra en vigor una violenta reforma sanitaria… Veo a un padre con su hijo en brazos e imagino que estará valorando el encarecimiento de los productos y servicios escolares, los importantes recortes en becas y ayudas para la enseñanza pública. A todo esto hay que sumar las otras ansiedades que nos ocupaban con anterioridad: el abaratamiento del despido, el copago, el endurecimiento de las prestaciones por desempleo… En fin, que la realidad deviene cada día más tóxica y hostil para todos.
“Soy actor” -me confiesa el chico del traje de luces cuando me ve salir del parque-.
“Mucha mierda” -le respondo-.









lunes, 3 de septiembre de 2012

ESTO SÍ ES UN PAISAJE. Forma parte del proyecto colectivo EL ÚLTIMO VERANO. NOPHOTO.


El “paisaje”, antes de adquirir un significado estético, tenía un sentido jurídico y político. Fue en el siglo XVII cuando se hizo clásica la fórmula de representar un territorio desde un punto de vista elevado, lo que evolucionaría hacia una progresiva estetización del mundo. Pero antes de imponerse esta norma, el paisaje era la provincia, la región. Algo equivalente a lo que nosotros hoy consideramos la comunidad. Es decir, no solamente comprendía la descripción de las propiedades físicas de un lugar, era al tiempo una transcripción de sus recursos humanos y económicos.
¿Y a cuento de qué viene esto?
La primera obligación del fotógrafo consiste en detectar aquellos signos que nos permiten descifrar el mundo en el que vivimos. Algunos historiadores han señalado que leer el paisaje constituyó tiempo atrás un patrimonio común. Artistas, filósofos, arquitectos, médicos, ingenieros, geógrafos… todos compartían una misma percepción de la realidad, se puede decir que participaban de una análoga actitud cognitiva frente a los signos del mundo. Por esta razón el “paisaje” era una idea completa, capaz de integrar aspectos naturales (árboles, rocas, ríos) y aspectos humanos (sanidad, trabajo, economía). Hoy día, los signos del mundo están desparramados. A esta circunstancia -el desparrame de los signos- se le puso el nombre de Postmodernidad y su paisaje comenzó a representarse roto en mil pedazos (René Magritte lo pintó en 1933 como los trozos de cristal de una ventana hecha añicos). Podemos suponer que hoy leer el paisaje resulta mucho más difícil de lo que era entonces. Que nuestro panorama actual es una enorme montaña de escombros y que el trabajo del fotógrafo consiste en disgregar aquellos componentes de información con valor paisajístico (esto es: económico, político, ideológico), frente a lo que no son más que restos de materia insubstancial en descomposición.
En esta ocasión, me ha parecido oportuno incluir este gráfico publicado el jueves pasado en el diario El País. La noticia -os podéis imaginar- hacía referencia a la crisis alimentaria y se pronosticaba otra hambruna en el Cuerno de África. No es una pintura. Tampoco es una fotografía. En la imagen no vemos ningún elemento de la iconografía paisajística convencional: valles, montañas, bosques y acantilados. Sin embargo se perfila con claridad el horizonte de lo que tenemos por delante.
Esto sí es un paisaje. Podemos decir haciendo un guiño al ya mencionado René Magritte, que lo pintó todo.





martes, 28 de agosto de 2012

CADA UNO CON SUS PENSAMIENTOS. Forma parte del proyecto EL ÚLTIMO VERANO. NOPHOTO.

Laia, que aún no ha cumplido dos años, ha dibujado un pensamiento sobre el bordillo del jardín de casa. Lo ha dispuesto en una hilera de enigmáticos caracteres realizados con pajitas de plástico. La secuencia, confeccionada con materiales sintéticos contemporáneos, tiene una factura primitiva que evoca las representaciones rupestres de los hombres de las cavernas. Imagino que en su gesto infantil hay una determinación antiquísima: La invención de la escritura.
Lo que Laia ha escrito, si albergaba algún sentido, lo dispersó un soplo de viento en un instante.







lunes, 13 de agosto de 2012

ESTO YA HA SUCEDIDO. Forma parte del proyecto EL ÚLTIMO VERANO. NOPHOTO.


Será interesante, en unos años, comprobar en qué medida la crisis nos ha calado -literalmente- hasta los huesos. Alguien del futuro, un antropólogo o un historiador del arte, determinará que nuestro lenguaje corporal se modificó a raíz de la gran recesión de principios del siglo XXI. ¿Caminamos de forma diferente a como lo hacíamos hace una década? ¿Sonreímos de otra manera?
Al examinar estéticamente una fotografía, lo normal es que la primera observación incida en el tópico de “la mirada”. Es decir: el punto de vista, la intención del fotógrafo. De Dorothea Lange, por ejemplo, siempre se ha destacado el “orgullo y la dignidad” con la que retrató la miseria en Estados Unidos durante la depresión en la década de 1930.
Lo que trato de precisar no tiene que ver con la conducta del fotógrafo, sino con la del fotografiado. No somos conscientes, pero esto ya ha sucedido: La crisis ha alterado nuestra visión del mundo al tiempo que ha repercutido sobre nuestra fisonomía. ¿Ha observado usted si su cuerpo rectifica de postura al caminar o cuando sube escaleras? Probablemente ahora ríe y se lamenta -cotéjelo con el espejo- de otra manera. Compruebe también si esa mueca involuntaria tan característica en su rostro ha sido sustituida por otra nueva. Aún no lo vemos, porque la crisis está dentro del cuerpo, pero lo verán las personas del futuro. Téngalo en cuenta estas vacaciones si se hace alguna foto.




jueves, 2 de agosto de 2012

ENCUENTRA UN MAMUT. Forma parte del proyecto EL ÚLTIMO VERANO. NOPHOTO.

El plan de hoy, encontrar un mamut que se esconde en Barcelona.





martes, 24 de julio de 2012

EL ÚLTIMO VERANO

Tras los recortes anunciados por el Gobierno el pasado 11 de julio, NOPHOTO ha decidido documentar la evolución del verano más inhóspito y desalentador de nuestra historia reciente. Por si después de éste ya no hubiera otro. Por si desaparece de nuestras vidas el verano.

Este blog narra por tanto un estado de inquietud. Sus contenidos son frágiles y discontinuos, asociados a la naturaleza precaria de los tiempos que vivimos. Pretende describir y rememorar las emociones de esa experiencia en vías de extinción que llamamos verano.

Os invito a visitarlo: http://elultimoverano.nophoto.org/

sábado, 2 de junio de 2012

NOTA IV. SOBRE EL PROYECTO BOSQUE FINGIDO. El estado soñado de la materia.


Desconocía que además de lo sólido, lo líquido y lo gaseoso, existe un estado de la materia denominado “plasmático”. Al parecer, es el estado de la materia de manifestaciones tales como las auroras boreales, los vientos solares y las nebulosas intergalácticas. No tengo experiencia ni conocimiento alguno sobre estos fenómenos, solamente puedo tratar de imaginármelos. Me he preguntado si al imaginarlos no estaré sublimando su materia en partículas minúsculas de pensamiento, algo así como cúmulos de una variedad de polvo especulativo. Si esto sucede, me refiero a que si lo real se puede descomponer en moléculas de serrín ideológico, a los estados de la materia que conocemos (lo sólido, lo líquido y lo gaseoso) y a los que desconocemos (lo plasmático), habría que incorporar uno nuevo: el estado soñado de la materia.
Me parece que ciertas expresiones artísticas pueden entenderse como un cambio de estado de la materia. Igual que el agua se evapora en gas al calentarse o se transforma en un cuerpo sólido cuando alcanza su punto de congelación, ¿no serán los menhires el desenlace sólido, la condensación, de un pensamiento paisajista?

Bosque fingido 2011/2012.                                  

jueves, 19 de abril de 2012

TODO PREPARADO


El menhir alumbró la idea de paisaje. Es el primer apunte de una gramática que quizá sirvió para articular la realidad, como imágenes descriptivas contrapuestas a la visión de un bosque indescifrable. Antes del menhir -imagino- no habría paisaje. Solamente estaba el lugar, pero se trataba de un lugar sin relato, un bosque oscuro, hermético; un espacio sin expresar, sin sentido. He querido averiguar dónde estaban estas figuras, los menhires, y si detrás de las mismas aún sería posible asomarse a lo anterior, vislumbrar un resquicio del fondo oscuro original. Imaginé que podría encontrar el rastro de la transición entre ambos mundos: el bosque real y el bosque fingido.

Tengo todo preparado: el proyecto que ahora retomo propone una comprensión de la idea de “paisaje” en un deambular por los bosques de Bretaña (Francia) queriendo encontrar un menhir.

Bosque fingido 2011/2012.                                

martes, 3 de abril de 2012

LA MESA DE TRABAJO

Esta fotografía también fue realizada en el trascurso de aquella entrevista -lo había mencionado ya en una entrada anterior- a Jorge Semprún. Es un retrato de su mesa de trabajo. Estaba situada en el centro de una habitación y sobre ella se amontonaban desordenadamente los objetos. He querido añadir la imagen al blog, porque reanima algunas ideas acerca de las configuraciones inesperadas que producen las cosas desplegadas o reunidas circunstancialmente sobre una superficie. “Socaban secretamente el lenguaje, porque impiden nombrar esto y aquello, porque rompen los nombres comunes o los enmarañan, porque arruinan de antemano la sintaxis.” La cita es de Foucault, Georges Didi-Huberman la incluye en su libro Atlas a propósito de una extensa reflexión sobre “la mesa de trabajo”. Bien podría servir como criterio de edición para el fotógrafo. Tomo nota.

 


lunes, 19 de marzo de 2012

PASEAR III. En relación a un artículo publicado ayer en El País, sobre salir a caminar.

“El acto de desplazarse caminando resurge en el debate de la modernidad como una forma subversiva y reflexiva de estar en el mundo.” En el artículo se cita entre otros autores a Thoreau y a Walser. Se destaca la condición subversiva de caminar frente a la prepotencia de los conductores y la invasión del dióxido de carbono.

Pasear trasgrede muchas normas, la mayor de todas tiene que ver con la ausencia de propósitos pragmáticos. No hay rendimiento, ni previsión, ni objetivos en el paseo. Tampoco hay una meta que uno deba alcanzar. Habitualmente, el paseo termina en el mismo lugar en donde había comenzado, lo cual es una anomalía si se contempla desde el punto de vista de la renta. En la novela El Paseo, Walser refleja estas ideas a través del  comentario incisivo puesto en boca de un ciclista que, dirigiéndose al autor, exclama: “Me parece que vuelves a pasear en día laborable”.
Como recurso narrativo, el paseo desmantela las fórmulas discursivas más convencionales. Caminar es el mejor dispositivo para poner en marcha el pensamiento. Inventa lugares intermedios de exploración, ignora o mitiga los efectos del relato heredado, promueve encuentros de toda índole, y deja siempre abierta la posibilidad de modificar la ruta. Lo de menos es acertar, o equivocarse.

Para quienes estéis el próximo viernes 23 en Valencia, os animo a pasaros por la galería Paz y Comedias. Eduardo Nave y yo inauguramos a las 20:00 una exposición de fotografías realizadas en el transcurso de múltiples paseos. El proyecto que presentamos se llama Península.


 Eduardo Nave & Juan Millás. Serie: Península.                            

martes, 13 de marzo de 2012

NOTA III. Con motivo de un curso sobre edición de libros de fotografía.


Durante el tiempo que concedemos a la lectura, el sentido del texto fluye en una corriente continua de palabras. La mirada se desplaza sobre los signos ordenados en renglones igual que una locomotora circula sobre los railes de una vía. Frente a una imagen el recorrido es más incierto, porque no existen renglones. Leer una imagen es parecido a dar un paseo, recorremos una y otra vez todas sus bifurcaciones sin una intención precisa, erráticos, permitiendo que la ocasión nos guíe, abandonándonos a una suerte de dimensión mito-poética de vibraciones semánticas indeterminadas. 
Leer una imagen es imaginar. Imaginar o idear un código nuevo -código de un sólo uso- para cada lectura. “Hasta la próxima vez, igual de inútil o de fecunda.”


sábado, 11 de febrero de 2012

LA CÁMARA DE HACER FOTOS


Damos por sentado que las cámaras de hacer fotos hacen fotos. Pero si las cosas hubieran sido de otra manera, si a principios del siglo XIX no hubiera surgido el anhelo: ese “arder en deseos” por fotografiar que ha expresado el historiador Geoffrey Batchen, quizá las cámaras de hacer fotos ahora serían diferentes. Es posible que Niépce, Daguerre o Talbot, hubieran inventado otra clase de máquina distinta para la representación de las cosas. Podrían haber descubierto, por ejemplo, una forma de obtener retratos de la naturaleza mediante la propagación de ondas sonoras, o mediante la utilización de los recursos más descriptivos del lenguaje escrito. Con cada disparo, las cámaras de sonidos compondrían mecánicamente un concierto de timbres y de reverberaciones que a nuestros oídos serían traducciones directas y miméticas del mundo. Un código de rumores para comunicar la complejidad insondable del entorno físico. Por otro lado, si las investigaciones se hubieran orientado hacia la producción literaria, hoy contaríamos con cámaras de hacer palabras capaces de redactar minuciosas descripciones sobre el fragmento de realidad que el operador de la máquina (o fotógrafo) hubiera contenido en el visor.
Pienso cómo sería una fotografía de Josef Sudek realizada con una cámara de las palabras. Seguro, un poema de Francis Ponge:

“La lluvia, en el patio donde la miro caer, desciende con ritmos muy diversos. En el centro es una fina cortina (o red) discontinua, una caída implacable pero relativamente lenta de gotas probablemente bastante ligeras, una precipitación sempiterna sin vigor, una intensa fracción de meteoro puro. A poca distancia de las paredes de la izquierda y la derecha caen con más ruido gotas más pesadas, individuales. Aquí parecen del grosor de un grano de trigo, allá de un guisante, en el otro lado casi de una canica (...)”

Francis Ponge. Lluvia.
  
 Josef Sudek. The Window of My Studio, 1940-54.                                                 

lunes, 16 de enero de 2012

ENERO


Estoy revisando la enorme acumulación de fotografías producidas en los dos últimos años. Es un problema importante, lo advierto de inmediato al tropezar con la imagen de los zapatos de Jorge Semprún. 
El autor, fallecido en junio del pasado año, me había autorizado para recorrer con libertad las estancias de su casa. “Puedes fotografiar lo que quieras, pero te pediría que a mí lo menos posible. Hoy no me encuentro bien.” 
Durante dos horas -intervalo de tiempo en el que Semprún fue entrevistado por Juan Cruz para El País Semanal- merodeé por toda la casa y tomé un gran número de fotografías, algunas de las cuales se publicaron después con el reportaje. Sin embargo, ésta de sus zapatos no llegué siquiera a entregarla en la revista. Es raro, porque hoy la he guardado en el cajón de las fotografías que me importan. 
Adiós 2011.

domingo, 18 de diciembre de 2011

UNA NOTICIA. Reciente, de ayer mismo. Portada en Babelia (El País).


¿Qué es un libro?

El fenómeno, latente desde que comenzara la crisis de los soportes editoriales impresos, es ya indiscutible. Despojados de sus antiguas funciones, los libros de fotografía asumen nuevas voluntades que nos instan a reformular su significado y por extensión el de todos los medios de comunicación impresos. Un cambio de modelo que apremia a preguntarnos también sobre la naturaleza del proyecto fotográfico, sobre la imagen, su exposición y su colección. El horizonte no podría ser más sugerente.  

"El fotolibro es una forma de arte autónoma, comparable a una escultura, una obra de teatro o una película. En él las fotografías pierden su propio carácter como mensajes por ellos mismos y se convierten en los componentes, expresados en tinta de imprenta, de una creación compleja llamada libro". 
Ralph Prins.

jueves, 8 de diciembre de 2011

PASEAR II

No era la primera vez que Eduardo y yo pasábamos la tarde imaginando proyectos fotográficos inverosímiles. Cuando hablamos de fotografía nos gusta más especular sobre propuestas que no llevaremos a cabo que debatir sobre aquellas otras que sí hemos realizado. Seguramente porque en la intención se concentra un grado de acierto, de exactitud, muy superior al que se manifiesta en la realización. En aquel momento, pactábamos las reglas de un viaje a través de la península. Un proyecto sobre fotografía, deriva y paisaje. Como punto de partida estábamos de acuerdo en tomar el extremo más oriental, desplazándonos desde ahí siempre en dirección oeste, que según Thoreau es el rumbo más adecuado para los paseantes. Nos permitiríamos todas las desviaciones y únicamente daríamos por terminada la travesía una vez alcanzado el extremo occidental, frente a las costas de Portugal. Contra todo pronóstico (ya digo que no solemos acometer las cosas que pensamos) realizamos aquel viaje. Nuestros desplazamientos en coche y a pié perfilaron a menudo esquemas erráticos de formas circulares. Sobre el mapa se dibujaban elipses, espirales y parábolas. Llegábamos hasta los lugares paseando, siempre como desenlace de nuestro extravío intencionado. Igual que sucede con la gran mayoría de las intenciones, el paseo no persigue concretarse en modo alguno, solamente corre detrás del propio paseo. Actitud que procura los hallazgos más acertados.

 Eduardo Nave & Juan Millás. Serie: Península.                              

sábado, 3 de diciembre de 2011

UNA NOTICIA, en la sección de ciencia de El País:

El brillante amarillo de los cuadros de Van Gogh ya no es tan brillante como cuando los pintó. Vira a marrón.

NOTA II:

Idea para un proyecto: Descifrar, desde el análisis de un conjunto editado de fotografías, cuáles son los colores predominantes de una comunidad. Crear un mapa pantone o carta de gamas de color de dicha comunidad para su posterior interpretación en términos políticos. ¿Se vinculan los colores a criterios económicos? ¿Sería posible calibrar los colores de una comunidad? ¿Trascendería de algún modo esta restauración cromática?